jueves, 14 de abril de 2011

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Se abre el telón. A la izquierda del espectador, un piano de cola, negro; el pianista, encorvado, viejo, enseñando su perfil derecho al público mientras hace sonar canciones de Billy Joel. Pantalón, camisa y americana; íntegramente de negro. No lleva corbata. Una lámpara, sucia y nada excéntrica, cuelga del techo sobre el piano, a un metro de este. Su luz se centra en él y en el músico. La madera del escenario cruje, tiembla al ser golpeada por los pies del viejo cuando marca el ritmo. Es bueno, debe ser bueno. La experiencia en la deformidad de los dedos y la pasión por su oficio en los movimientos del torso. Canta, tesitura de tenor pudiendo llegar a barítono Martin e incluso ligero; la edad rasga su voz, la vuelve todavía más profunda. Ligeramente a la derecha del piano, tres metros más atrás, un negro, muy negro. Además de negro es saxofonista, una cinta, negra, mantiene el instrumento cerca de su pecho. Pelo típico afroamericano, negro, de gran volumen. Es alto, delgado y no supera la treintena. Sobre su cabeza una lámpara, sobria, que solo se encenderá cuando el saxo alto deba ser escuchado. Esmoquin blanco, camisa blanca, pajarita roja, descalzo. Si no toca, desaparece de la escena. A la derecha un banco; negro, metálico y viejo. Sobre él, un joven y una joven, no se miran; el lee, ella charla con otra muchacha que está, de pie, a su lado. Vaqueros, camiseta clara ellas y negra él y zapatillas oscuras. No destacan físicamente. A su izquierda, tan atrás como el saxofonista, un grupo de estudiantes, cinco o seis, ríen. Algunos se apoyan en una pared mugrienta de color indeterminado (colores como ese es mejor no tenerlos en la mente). Visten colores impactantes, dolorosos como el mismo sol. Hablan alto, sus voces se escuchan sobre la melodía del piano, que debe sonar con fuerza pero con un volumen inferior al de las conversaciones. Entorpece el seguimiento de lo que se dice, pues lo que se canta es mucho más interesante; así debe ser. En el centro, nada; el fondo, oscuro.

Él lee: “Aunque airadamente susurren las hojas con el viento, el sol brillará hasta que cierres mis ojos.”

El pianista realiza su primer movimiento, comienza “Scenes from an italian restaurant”...

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